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Posts Tagged ‘moral’

Buenas, aquí estamos para intentar desvelar a los pocos infelices que no conozcan esta serie, el porqué deberían tatuarse en el brazo «Bajarme Californication» con tinta china. Antes de empezar, decir que soy fan irredimible de esta serie, así que preparaos. No hay mucho SPOILER que meter, la verdad, y lo poco que hay lo voy a evitar.

El planteamiento de la serie es bastante sencillo. Hank Moody, interpretado magistralmente por el siempre enigmático David Duchovny, es un escritor que ha perdido a su musa, no solo en un sentido literal. Veamos, desde el bien comienzo de la serie te das cuenta de que el bueno de Hank está perdido en el mundo, fueran cuales fueran sus pilares en la vida, ahora son frágiles y casi imperceptibles (los vas descubriendo a medida que avanza la serie). Lo peor de todo es que, según parece, este escritor ha tenido bastante éxito en su carrera (incluso adaptando un libro suyo en una película que odia con todas sus fuerzas), y aún así, no encuentra la inspiración necesaria para escribir. ¿Cómo despacha esa frustración? Follándose a todo lo que se mueve. Así de claro, hablando en plata vamos. Rager la definió en su post de series como «Pornocomedia«, afirmación cierta en varios aspectos, pero yo cambiaría una parte de la palabra y la dejaría como «Pornodrama«.

Todo comienza a tener un poco más de sentido cuando ves que tiene una hija, y que la mujer a la que amaba le puso los cuernos salvajemente (por lo que puedes intuir que él lleva ese estilo de vida para vengarse de ella, nada más alejado de la realidad), haciendo del frágil equilibrio que era su antigua relación una caja de petardos.

Ambientada, como no podía ser de otra manera, en la ciudad de Los Ángeles, Californication te da un paseo profundo por la inmensa desesperación que confluye en la mente y el alma de un hombre. Y es que está claro que muchos tíos (y tías, para qué engañarnos) habrán visto en el bueno de Hank Moody a un tío que va por libre, que hace lo que quiere, que vive como le da la gana y que se tira a quien le apetece por que puede. Bien damas y caballeros, quien crea eso de esta serie es que no ha entendido nada. No hace falta ser un poeta o un dramaturgo para darse cuenta de que el protagonista de esta serie no es libre, está encadenado a una actitud y una manera de pensar que le obligan a ir cada vez más hacia abajo, cada vez más hundido en una decadencia y perversión no solo ejemplificada por el sexo continuo e indiscriminado. Sí, sí, puede ser el ídolo de muchos chavales que lo hayan visto, y un potente afrodisíaco para las chicas a las que le haya gustado… pero señores, Hank Moody se odia a sí mismo, odia la vida que lleva y odia a casi todo lo que le rodea, pero no puede hacer nada para evitar todo lo que le ocurre. Golpeado física y emocionalmente, pasea sus desilusiones y sus fracasos por los 12 capítulos de los que consta la primera temporada, solo saliendo a flote por el buen trabajo y empeño de sus amigos más fieles, que en ningún momento lo abandonan.

Este pequeño hecho hace que te des cuenta de que Hank Moody no es tal como sale en la serie, porque para qué engañarnos, difícilmente podrías querer a alguien así a no ser que fueras como él o que no entendieras ni una mierda de cómo es. El sexo, a pesar de estar retratado constantemente y ser casi el tema principal de la serie a priori, siempre se muestra con cierto tono burlón desde la primera escena (cuyo link del video en youtube encontraréis más abajo), con lo que los guionistas te dejan bien claro un par de cosas: «Quien se quiera quedar con las tetas y el sexo que se quede, quien quiera ver Californication como es, que nos siga«. Los personajes que acompañan al protagonista de una manera continuada (no las apariciones ocasionales) o le quieren o le odian, pero mantienen su vida pegada a la de él, porque lo necesitan. Su ex y su hija por motivos obvios, el tío que se tira a su ex por que es importante para su novia, el agente editorial (y amigo) por que no puede dejar de quererlo, etcétera.

Showtime nos trajo Weeds, Dexter y ahora esto. Solo puedo decir que ¡larga vida a la cadena estadounidense! Se atreven a tratar cosas que ninguna otra cadena toca, no solo dando lo que el público quiere (drogas, violencia y sexo) sino pudiendo encontrar en sus guiones material más profundo y aterrador que eso, dandole a sus series un aire de realismo romántico imposible de no adorar. Californication es una serie para adultos que recomendaría a todo aquel que disfrute con el humor negro más duro con uno mismo, el humor de la desesperación personal, aquellos que disfruten viendo caer un castillo de naipes, a los que les guste reírse de los males propios y les importe una mierda los males ajenos, a aquellos que necesitan algo fresco e innovador entre tanto Lost y House… en definitiva, a aquellos que también, por qué no decirlo, quieran ver sexo y tetas en la pequeña pantalla.

Espero que los que leáis esto y hayáis visto la serie, paséis a opinar qué os pareció. ¡Un saludo a todos y gracias por pasar!

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AmericanaSe conoce como Americana el aglutinamiento de tradiciones y culturas procedentes de los Estados Unidos de América. Un concepto que abarca artes plásticas, escénicas, arquitectura, educación, comunicación… Y puesto que también los comics, el cine, las comedias televisivas se han visto intensamente influenciados en el siglo pasado por la Americana, no puede ser mejor forma de empezar este humildemente pretencioso apartado musical en este blog con el álbum Americana de The Offspring.

Preparando esta entrada mentalmente estuve mirándome la puntuación de Allmusic y me quedé defepcionado de lo que los «expertos» musicales opinan otorgándole un mediocre 3 a este disco, a la altura de los lanzamientos comerciales que ha estado haciendo el grupo en la década actual. Lo que me devolvió en parte a tierra y analizar de forma más razonada el disco.

Como pequeño apunte, quiero comentar que cuando analizo un disco me paso escuchándolo toda la semana, comparando trabajos distintos del mismo artista o del mismo género, siempre que sea posible.

Con melodías pop, voz punk y un ligero remanente grunge, estas 12 pistas se grabaron a láser en los tímpanos los adolescentes de los 90, estos huérfanos de la generación X y hermanos mayores de la generación Y que somos.

Si bien The Offspring cedió ante la llamada del dinero, tal y como fue corroborando con sus sucesivas entregas, Americana supo mantener ese equilibrio mágico y cándido difícilmente repetible que convierte a un superventas (unas 13 millones de copias vendidas) en un clásico. Buena muestra de ello es el tema Pretty fly (for a white guy) que con elementos del hip hop conteporáneos cautivó a los oídos menos acostumbrados a las duras distorsiones y las voces del punk. Y el arranque ska de Why don’t you get a job? que además recuerda a Ob-la-di, ob-la-da. Los temas comerciales y pegadizos, éxitos en ventas desde el principio, no eran más que la cabeza del alfiler, cuya punta el tiempo ha reconocido al himno The kids aren’t alright que sí representa y representará musicalmente lo que fue The Offspring para siempre.

Pero más allá que lo que se atisba a oído descubierto, la lectura de las canciones no es menos reveladora. Americana nos habla de la cara desagradable de la cultura occidental. Si Pretty fly se burlaba de los blancos adinerados que se dedicaban a vestirse y comportarse igual que los negros e hispanos en los barrios deprimidos (ataque de paso al coetáneo Eminem, el rapero blanco) y The kids aren’t alright reflejaba la antítesis más que real del sueño americano, de cómo se destruyen vidas gracias a esa «libertad», She’s got issues trata de la facilidad de exculparnos de los problemas emocionales viendo la paja en el ojo ajeno y Why don’t you get a job? se refiere a la vida de consumo y pseudolujo que pretenden tener las familias de rentas bajas. Todos estos son lastres sociales y morales que recordaremos de los 90 occidentales y que han dado forma a la humanidad de principios de siglo.

Sin ser después de todo un disco musicalmente remarcable, ni una reflexión especialmente comprometida, consiguió llegar a una generación de adolescentes que renegaban de Backstreet Boys, aborrecían a las Spice Girls y descubrían con la emoción de la mañana de Reyes vinilos de sus padres de Ramones, Bad Religion o Metallica. Tan sólo por esto, por sonar de la forma adecuada en el momento necesario, merece mucho más que la prensa le ha dado.

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