Es una suerte que la películas de animación por ordenador esten tomando un rumbo tan propicio, explotando todas sus capacidades expresivas e interpretativas. Hace un año, vimos Ratatouille, con sus curiosos planos y sus personajes tan increíblemente caracterizados. Hace unas semanas alabábamos a Kung Fu Panda por su impecable ejecución, fantástica intepretación y sublime guión. Pero Wall-E, efectivamente rompe esquemas.
Wall-E trata del único robot de limpieza que todavía funciona en un mundo del futuro, en el que los humanos han tenido que huir al espacio por culpa de la contaminación. Un día, llega un robot muy moderno, Eve, enviado en cumplimiento de una misteriosa misión. Wall-E queda totalmente prendado de ella y se propone seguirla allá donde vaya. Obviamente, después de tantos siglos de soledad no pasan en vano.
Es absolutamente fascinante cómo han podido dotar de tanta personalidad y expresividad a dos robots con menos de una página de diálogo, que ni siquiera han sido doblados por actores famosos. Y Pixar consigue despertarnos en todo momento sonrisas tontas y momentos de tristeza lacrimógena, pero capaz de arrancar carcajadas a toda la sala de cine de distinta edad.
Sus moralejas van enfocadas a que la desidia es mala consejera, y a que el amor lo puede todo; esto último, firma inequívoca de Disney. Sigo prefiriendo el argumento de Kung Fu Panda y su mensaje, pero he de reconocer que Wall-E es una película impecable, posiblemente la mejor del tándem Disney-Pixar hasta el momento, y una de las 5 mejores películas de animación de todos los tiempos. Incluso los geeks tenemos una buena dosis de humor referencial encubierto, como el sonido de carga de baterías de Wall-E, o la curiosa personalidad del asistente de comando.
Internet, como no puede ser de otra manera, se deshace en alabanzas hacia su capacidad de conmover, hacia unos gags que no cansan y también hacia el típico corto de Píxar antes de empezar, Presto, una muy buena costumbre.
En definitiva, una película obligada este verano.