Buenas, visitantes de este humilde rincón, me presento ante vosotros con unas cuantas cosas que pululan por mi cabeza últimamente. El rol siempre ha sido para mi una manera de conseguir cierta libertad mental y «paz espiritual», ya sea interpretando a un ser inmortal, un tipo con un carisma arrollador, o alguien que pueda controlar las fuerzas del cosmos con sus pensamientos. Pero últimamente, ya sea por circunstancias de la vida de cada uno, o por un desánimo general que ha caído entre mi grupo de juego, dejándonos secos de ideas y ganas de quedar para jugar, hemos dejado de jugar bastante. Pensando en cómo solucionar este hálito negro que envolvía mi vida rolera, llegué a la invariable conclusión de que teníamos que cambiar de aires.
Pensé en que sería un buen momento para sacar de la estantería esos juegos que hemos dejado aparcados por «falta de tiempo» y por «tener otras crónicas importantes en marcha«. Cosas como Ánima Beyond Fantasy, Engel o el nuevo Mundo de Tinieblas. Tras una infructuosa prueba con Ánima, mi ánimo aún se hundió más, viendo cómo uno de mis amigos hacía una tabla excel para rellenar la hoja de personaje (detalle que me dejó estupefacto)… hoja que pide a gritos un suicidio en masa. Seguimos renqueando hasta que hace poco, en dos blogs amigos que sigo asiduamente, me acabaron de dar el empujón que necesitaba para desarrollar esta «nueva etapa» en mi vida como rolero. Leyendo cómo Nynther explicaba sus métodos para preparar una partida inolvidable, se me fueron ocurriendo un par de cosas que creía podría gustar a mi grupo de amiguetes, con lo que la chispa volvió a crecer lentamente en mi interior. Tras esto, seguí pensando que me faltaba algo, que el problema no era la falta de ideas o que las ideas que había circulando por mi ambiente no gustara a mi grupo, había algo más. Una falta de concentración, posiblemente basada en la ligereza con la que en los últimos tiempos se había tratado los temas interpretativos en nuestras partidas. Así que seguí cavilando las posibles soluciones a este problema que me atañía, y la respuesta llegó a mi leyendo un texto caliopista de un blog que aconsejo fervorosamente (tanto como Rolearte) a todos aquellos que les guste el rol y hablar de ello. Aunque veo refrescante esa forma de desenbotar tu mente, tampoco creía que ese fuera mi problema (ni lo creo), pero ese «cambio» volvía a aparecer imperativo en el problema. Así que pensé que ese «cambio de aires» que necesitaba mi grupo era un estímulo visual para comprender mejor todo lo que envolvía una partida.
Creo que una de las soluciones que voy a llevar a cabo, a parte de cambiar ligeramente el formato de juego al que estamos acostumbrados es ver pelis. Sí, ver pelis. Muchos libros de rol traen un apartado de «Fuentes de Inspiración», que son las películas/libros/cómics/etc que los autores han utilizado como sus musas para llevar a cabo el trabajo del libro. Decidí buscar mis fuentes de inspiración y mostrárselas a mi grupo antes de la preparación de una partida de rol, para que consiguieran entrar en cierta medida (antes de la narración propiamente dicha) en lo que venía siendo mi visión del mundo de ESE juego en concreto.
Espero que funcione, en cuanto la ponga en práctica postearé los resultados. Emulando a uno de los blogs linkados (repito, muy aconsejables) me despido:
Hasta la próxima, caminantes.
Un abrazo