Esta es la segunda parte de esta reseña compartida de la última obra de los hermanos Nolan, El Caballero Oscuro. En esta crítica, la piedra angular será la interpretación del villano Joker por Heath Ledger.
Fuimos a verla el mismo miércoles del estreno al Balañà Bosque Multicines. Es un buen cine, a tirar de piedra desde L3 Fontana o mediante un agradable paseo desde L5 Diagonal, y las entradas numeradas nos costaron 5,50€ en el ServiCaixa (por ser de LKXA no cobran comisión, lo cual también está bien). Fila 7, al estar la pantalla bastante alta, lo considero una decisión acertada. El cine es doblado, pero cumplí mi promesa de ver esta película en versión original un par de días más tarde, así que comentaré este aspecto de la película más adelante.
Si hay algo de lo que peque esta película es que pese a sus 2 horas y media de duración, se hace corta para todo lo que nos quieren enseñar. Todos los personajes evolucionan en esta película a merced de Joker, que ha puesto en jaque a la escuadra de benefactores de Gotham: Alfred, el mayordomo; Bruce Wayne; Harvey Dent, el nuevo fiscal del distrito; Lucius, el gerente de Industrias Wayne; Rachel, la ex de Bruce y actual de Dent; incluso Falcone, el actual capo de la mafia. Es muy difícil retratar con exactitud todas estas evoluciones mientras se intenta narrar una historia con cierto sentido, pero es aquí donde los hermanos Nolan han jugado su baza y han ganado. También he echado de menos algo más de profundidad en la historia de Joker.
Lo característico de esta revisión de la franquicia es su oscuridad ambiental, la completa ausencia de colores vivos. Y testimonio viviente de ello es el primer supervillano de la nueva serie: Joker. A diferencia del resto de Jokers, tanto en película, serie, animación o cómic, éste irradia dejadez, meticulosa dejadez. Joker es el único que de principio a fin parece tener claro su siguiente movimiento y ciertamente da la impresión de que mientras los demás se mueven, él no pierde el tiempo. Posiblemente sea el personaje más sereno, más objetivo y más acertado de toda la película, el único de todos que no erra y que hace bailar su bals a los defensores de la ley. Gran parte de esto lo aportó Heath Ledger.
Tim Barton eligió hace 19 años a Jack Nicholson para este papel, un gran acierto. Lo que no previó es que Jack Nicholson ya tenía un carisma ganado durante su época más prolífica, la de los 80. Eso causó que el espectador viera a Nicholson en la pantalla y no al Joker. Ese Joker alocado, enfermizo y compulsivo nada tiene que ver con el de The Dark Knight, excepto en la inherente locura (y en este montaje de la wikipedia se aprecia claramente).
En esta ocasión, el original lastre físico de Joker, posiblemente inspirado en «El hombre que ríe» de Víctor Hugo, son las cicatrices de una «sonrisa de Glasgow», una tortura que consiste en realizar cortes en las mejillas siguiendo la línea de los labios, como si de una sonrisa se tratara. De hecho, el Joker se ha caracterizado siempre por su sonrisa perenne, en este caso, perfilada burdamente con carmín. Precisamente la historia de esas cicatrices es un «running gag» a lo largo de toda la película, pero nunca tenemos certeza de su verdadero origen.
Heath Ledger, aunque dicen que era buen actor, yo no había tenido la suerte de ver ninguna de sus interpretaciuones, ni había oído en particular de él. No obstante, decían que estaba destinado a ser de los mejores actores de su generación, en una carrera que no hacía más que empezar hasta que una sobredosis accidental de Vicodina, Diazepam y otros ansiolíticos la truncó violentamente a principios de este año. Su último papel interpretado por completo fue el de Joker (el que quedó a medio acabar, en The Imaginarium of Doctor Parnassus, fue continuado por Johnny Depp, Colin Farrel y Jude Law). Él mismo confesó a su amigo Christian Bale (Batman) que el del Joker era el papel con el que más se había divertido y la crítica la avala al unísono como su mejor interpretación hasta el momento, que le podría dar el Oscar póstumo como actor de reparto la próxima primavera.
¿Pero qué tiene este Joker? Es un maníaco, un excéntrico, acomodado en sus vicios, sanguinario, cruel, cuidadoso con la escenografía de sus crímenes, insensible a miedo y al dolor. Y sobre todo, con una risa perturbada que resulta imposible de olvidar y que no deja de recordarnos lo bien que se lo pasa manipulando a la mafia y a los ciudadanos de forma maquiavélica. Pero sin embargo, es capaz de demostrar mayor lucidez que cualquier otro personaje, por ejemplo en el monólogo del hospital o en la escena final. Es esa meticulosidad scofieldiana, imperturbable, sorpresiva, la que consigue que en todas sus apariciones saque de quicio a Batman, Dent y Gordon y cause estragos en sus existencias. La ejecución de este papel es sencillamente magistral. Entrenó encerrado en un hotel durante 6 semanas hasta que halló la sintonía perfecta para el personaje: Los tics, los gestos, la postura, la voz.
Evidentemente, su voz en este caso es indoblable, por mucho que Cruzdecaminos me insista en que no es tan blanco ni tan negro, la versión original amenudo aporta mucho más a la actuación de lo que podemos imaginar, a expensas de dejar de poder seguir los diálogos con la misma fluidez. Afirmo esto hasta tal punto en el que basándonos en una versión doblada, pretender afirmar categóricamente que un actor hace un buen trabajo oyendo la versión doblada es una prueba de nimiedad intelectual, ¡quizás al original se le escapan gallos! ¡Y suerte que en España contamos con buenos actores de doblaje y traductores aceptables, podríamos estar mucho peor! Algún día hablaré con más calma, que no sosiego, del asunto del doblaje. En resumen, os recomiendo ver o rever esta película en versión original. Gana no sólo matices sino colores vivos prácticamente inimaginables.
Por mi parte, esto es todo. La blogocosa está llena de críticas interesantes: Distorsiones, Microsiervos… Luego está Robert Downey Jr., que dice que la película no se entiende. A ver, no digo que sea mentira que sea demasiado ágil en algunos momentos y que uno se pueda distraer fácilmente dejando de prestar atención a lo que se está diciendo, pero es que encarnar a Iron Man, la competencia de Batman, no ayuda a que te caiga bien que El caballero oscuro haya recaudado más que la más taquillera de Marvel en un sólo fin de semana (155 millones de dólares, 20 más que Spiderman 3). Ya se sabe, la envidia…
¿Y a vosotros, qué os ha parecido la película?
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